Para resaltar algunos rasgos negativos de las criptomonedas, el documento del BIS parte de dos posturas que se han estado manejando en debates públicos en detrimento de bitcoin. La primera de ellas tiene que ver con el consumo energético de la criptomoneda, el cual se apunta como excesivo.
Como contrapartida a esta idea, existen fuentes que señalan que la minería de Bitcoin es sostenida en 78% por energías renovables. Mientras, un estudio de Galaxy Digital publicado hace unas semanas concluye que la red consume la mitad del sistema bancario mundial y que la minería y producción del oro.
La segunda postura recurre a la matriz de opinión más antigua en contra de Bitcoin, aquella que ve a las criptomonedas como vía fácil para cometer delitos. Una visión que aún manejan muchas autoridades, reguladores y organismos de varios países.
Se trata de un conjunto de creencias en desmontaje, a partir de una serie de investigaciones que demuestran que el vínculo entre criptomonedas y hechos delictivos no es tan fuerte como parece. Sobre ello, CriptoNoticias publicó las opiniones del experto Yaya J. Fanusie, exanalista de contraterrorismo de la CIA, quien aseguró en septiembre de 2018 que los terroristas prefieren manejar dinero en efectivo.
A esta misma conclusión llegó el Parlamento Europeo y académicos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York a través de investigaciones de 2017 y 2018. Los académicos documentan las dificultades de los terroristas, al operar en áreas con escaso acceso a las telecomunicaciones.
Por su lado, el estudio del Parlamento Europeo evidenció que apenas existe un pequeño número de documentos y casos confirmados de financiamiento del terrorismo, que implican criptoactivos. Aunque no se descarta que el interés de los grupos terroristas por las criptomonedas aumente con el tiempo.
En este sentido, vale acotar que plataformas como Bitcoin se han convertido en recursos que facilitan el rastreo de las transacciones y la identificación de las personas, obstaculizando el lavado de dinero.
Tal hecho lo reconoció la agente especial de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), Lilita Infante. Esto es posible gracias a las propiedades de las plataformas blockchains, en las cuales quedan grabados los registros de todas las transacciones facilitando su revisión y posterior seguimiento.